Esta semana se me ha hecho dificil decidir de qué hablaré en mi blog.
Hablaré de mi mamá, porque sin ella no estaría viva, y esto tiene muchos significados. Desde el 15 de diciembre que todo comenzó, ella no ha fallado ni un solo día a mi lado, NI UNO. Ella ha sido la que me ha visto llorar, gritar, sufrir dolores, vomitar, combulsar y demás. Ella, y quizás mi papá y mi novio han estado presentes en algún momento, pero nadie ha luchado como ella.
Los malos ratos los hemos pasado juntas, es a ella a quien saco del cuarto cuando va a comer porque la comida me apesta, y aun así ella sigue aquí. Es ella a quien le he reclamado por todo lo que me ha sucedido. Es ella quien está en mis noches mas dificiles, más oscuras. A quien le he reclamado por tenerme bajo este tortuoso tratamiento.
Nadie, ni tan siquiera yo, sé por lo que ella está pasando. Mi situación podrá ser dificil, pero la de ella, también lo es, y de una manera que solo ella y quizás las demás madres que están en esta (o han estado) en esta situacion saben.
Sé que ella solo quiere el bien y lo mejor para mí, aunque a veces sea dificil aceptarlo. No puedo imaginar cuan doloroso y dificil ha sido para ella verme pasar por tanto. Ni siquiera sé como logró verme y sonreirme como si nada estuviese pasando cuando salí de cirugía; no sé si les conté pero luego de mi cirugía parecía un monstruo, la primera vez que me vi en un espejo fue horrible, y eso que la inflamación había cedido un poco.
Por eso, este blog se lo dedico a ella, y a todos esos cuidadores que día tras día y noche tras noche se desviven por su familiar. No debe ser fácil vivir en su piel, ver sufrir a un ser amado y estar maniatado.