miércoles, 28 de diciembre de 2022

El cáncer es tan miserable que no solo me duele a mi.

 El cáncer es tan miserable que no solo me duele a mi. 

 


Hoy escribo esto, aun con lágrimas en los ojos, tengo una mezcla de emociones que no sé explicar lo que siento.

 

Siempre he sido transparente y honesta con ustedes. El 15 de diciembre fue mi aniversario número siete en esta lucha. No he querido celebrar nada este año y mis ganas de planear algo son mínimas, saben que no es normal en mí. El agotamiento físico es demasiado. He salido seis veces en todo el año. Tengo sueño todo el día y no son los medicamentos.

 

Aunque no he salido, las personitas más importantes en mi vida me vienen a visitar. Bryan está aquí y pretende sacarme de la cama a las 7AM para desayunar arroz. Josean hizo un viaje fugaz para verme y comer pastelillos, vino de sorpresa, pero el no sabe lo mucho que eso significó para mí. Kevin, Hildalis, Nicole, Hildamarie y Paola vinieron a verme y a comer, me sacaron de la cama al otro día de la quimio, no me dejaron dormir pero pasamos unos días bien lindos y Nicole y yo ganamos en dominó. Gab viene por las tardes a chismear y pintar. Me hizo un dibujo bien chulo. Nicole la vecina, la amiga de parrandas ilegales, me trae a los sobrinos que la vida me dio y me deja las sabanas olorosas a Baby Milena y es lo mejor del mundo. Padrino arregló mi nave y ya es utilizable. Mi familia materna pretende que todos los días sean fiestas hasta las 11 de la noche y a veces no duro tanto. Enid y Giselle me siguen todas mis locuras y asi fue como terminamos todos el día de Noche Buena pintando en canvas y jaltandonos como merecemos. Luego en un canvas enorme todos tuvimos 30 segundos para dibujarle algo y terminaron regalándomelo. Obviamente lloré. El papá luchón me envia un mensaje todos los días a las 7AM lo cual considero maltrato y me llevó al cine el mes pasado. Mamá gallina sigue igual o peor de histérica. Mi cucurrú ha venido a verme varias veces pero le fallé y terminé en el hospital.

 

Ahora vamos con las personitas que me inspiraron a hacer este blog. El cáncer es tan miserable que no solo me duele a mí, les duele a ellos también. Me parecía normal ver a mis familiares adultos sufrir, bueno, no normal pero si entendible. Andrea lee mis blogs desde que escribí el primero y siempre me da palabras de aliento y de admiración.

 

Hoy mi corazón se rompió en mil pedazos, y si estaba triste, pero el coraje siempre puede más. Noah siempre viene a verme y antes se lava las manos con agua y jabón. Siempre dibujamos o pintamos, él sabe dónde están los lápices y él solito me ayuda a buscar las cosas si yo no me siento tan bien. Hoy vino y me dijo que él siempre le pide a papa Dios por mí, ya me lo había dicho antes, pero hoy fue diferente. No me sentía bien y le pedí a mami que me cambiara y que sacara los nenes, porque la impresión es fuerte. Mami les preguntó y dijeron que no, Noah dijo que se iba a quedar quieto sin moverse (para no lastimarme). A mitad de cambio preguntó de que color eran mis ojos, pero normal es un niño curioso. Después preguntó que porqué yo hablaba así; mami le explicó que era porque se me escapaba el aire y los músculos de mi garganta no trabajaban muy bien porque estaba enferma. Mami le dijo que antes de enfermarme yo hablaba normal…Noah preguntó “¿pero cuántos años ella tenía cuándo se enfermó?”.Ahí fué cuando me chocó. Mami le dijo que 17 y él preguntó “¿Ahh pero cuántos tiene ahora?” y mami le dijo 24. Yo seguí llorando, hasta que mami me puso las bendas y pude hablar. Le dije a Noah “tú no te acuerdas porque eras un recién nacido cuando enfermé, pero siempre que me daban de alta yo me quedaba contigo y tu hasta dormias conmigo (duerme malo malisimo, idéntico a Bryan)”. El se quedó pensando a ver si se acordaba y como la inocencia de los niños es lo más puro que hay en esta vida me dice bien triste “¿Fue que yo nací enfermo y te enfermé a ti?” Les juro que todavía estoy llorando. Mami y yo le explicamos que el cáncer no se pega y que no fue su culpa, pues nadie es culpable de que yo esté así.

 

 

 Les juro que tengo coraje, tengo rabia, estoy hasta frustrada. No hay nadie a quien culpar; pero el cáncer es tan maldito que hasta a ellos les duele. Él me ve, el sabe que no estoy bien por más que trate de disimularlo. Noah y Andrea son mis niños consentidos, yo me los llevaba al parque, se quedaban conmigo el fin de semana, siempre les compraba mcdonalds, fueron los primeros en montarse conmigo cuando aprendí a guiar, son los que me llaman por Facetime cuando no estoy aquí, son mis bebés aunque Andrea diga lo contrario. Me duele y me choca que tengan que verme así.

 

Máldito cáncer, yo no me voy a rendir tan fácil porque sé que algún propósito más grande que todos mis dolores hay.

 

PD1: No hay postdatas porque tengo sueño y tengo otras cosas que escribir.


PD2: La foto es un retrato dibujado que Noah me hizo

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